domingo, 18 de marzo de 2012

Me desnuda

Me desnuda. Su primer movimiento de caza es colocar sus manos envolviendo las mías tan gélidas, tan diminutas. Sus ojos me miran y penetran cuan flecha filosa en su objetivo. Qué ojos tan brillantes, pensé, puedo ver mi reflejo en sus pupilas, pero eso acaba siendo poca cosa. En cambio, él tenía todo, él podía ver la desnudez de mis pensamientos y no había cómo escapar, ya me había alcanzado. De hecho, escapar nunca pudo ser una opción, no había tiempo para opciones. Sus ojos -arma letal- y su mente inteligente ya me habían alcanzado, despojó mi mente de toda nube de pensamientos, los que intentaban apartar y cubrir la verdad avergonzada, aquellos pensamientos que intentaban desmentir y contradecir para ayudarme, aferrándoce con las uñas aún sabiendo el fracaso prematuro, pues eran tan débiles como yo.
Me he quedado sin nada bajo llave, ahora él lo tiene todo, él lo sabe todo, la espina ya entró en la carne. Pero nadie dice nada y nadie puede hacerlo porque está prohibido.  Se ha quedado todo ahí, no hay fin, no hay descenlace. Pero qué locura, qué vergüenza sería esperar tanta belleza en un final.

Interrupiendo mi vida

Nada interesante aquí. Pensé que este alejamiento sería un gran cambio en mi vida, como sustituir sábanas llenas de una historia de suciedad por otras limpias. Pero me engaño, porque los espejos rotos de mi pasado seguirán ahí, arañándome. No sé qué hacer. Sigo intentando emerger del agua cuan junco en el río, mas no hay logro a la vista, haciendo de este viaje una larga y molesta espera. He aprendido cosas de las que ni siquiera tenía interés, que podría haber aprendido más tarde con los años. Da igual. Sólo me interesa urgentemente quitarme todas esas espinas que me desangran el alma.